LOS DIFUSOS COLORES
Blancos de la tierra ( I )
Los estudiosos coinciden en que no existen, en el positivismo hostosiano, elementos de racismo explícitamente identificables.
Norberto P. James
La migración española y de húngaros y judíos y unos cuantos búlgaros hacia República Dominicana, así como otras de Europa, e incluso de Japón, auspiciada por la clase dominante en época de Trujillo, obedecía al anhelo de "desafricanizar" el país, sustituyendo al negro “por razas productivas”, según el consejo de Peña Batlle.
Pedro Andrés Pérez Cabral en La comunidad mulata (Caracas: Gráfica Americana, 1967), emplea el vocablo mulato para definir lo que entiende como identidad racial del pueblo dominicano, resultante de una mezcla de razas.
Ahora bien, mulato es un término despectivo que viene de mula, un hibrido, un animal de carga. Igualmente despectivos son los términos zambo, cuarterón, media sangre, saltapatrás.
Por eso José Martí escogió escogió la palabra mestizo para referirse decentemente al cruce de razas del continente americano desde el sur norteamericano hasta la Patagonia. Mestizo es la palabra que emplea el Che Guevara en su Diario de motocicleta y Mario Benedetti en su ensayo Letras del continente mestizo.
La oferta de residencia en suelo dominicano hecha a los refugiados europeos, no era más que parte de un preconcebido plan de Trujillo. En lo extremo, tenía como objetivo menguar la negativa imagen que se había creado en el escenario internacional tras la matanza haitiana de 1937, así como por la acusación de ser simpatizante del nazismo.
En lo interno, el asentamiento de la masa inmigrante europea no sólo le sirvió para tal propósito sino que, le brindó la oportunidad de presentarse ante la comunidad internacional como un gobernante humanitario.
Al tiempo que le servía también para poner en marcha sus planes de enfatizar la hispanidad del pueblo dominicano, por medio de la llamada "dominicanización" de la frontera y, en el largo plazo, "blanquear" el país, "mejorar la raza” objetivos todos del viejo proyecto eugenésico de la clase dominante desde finales del siglo XIX.
Conjuntamente con el proceso de consolidación nacional, la sociedad dominicana experimentó, a partir de 1880, un vigoroso desarrollo cultural. Uno de los promotores principales fue el pedagogo puertorriqueño Eugenio María de Hostos (1839-1903), bajo cuyo influjo y dirección, se reformó el sistema educacional.
Hostos efectuó una sistemática labor de organización, producción y divulgación teórica de tal magnitud, que es a partir de su gestión cuando se puede hablar de la escuela dominicana como institución.
Los estudiosos coinciden en que no existen, en el positivismo hostosiano, elementos de racismo explícitamente identificables. Aunque se prestan a confusión, la muy difundida noción de su entusiasmo y adhesión a las propuestas de promover inmigraciones de blancos europeos, con la finalidad supuesta de ayudar a solucionar los problemas de la sociedad dominicana.
Lo cierto es que el pedagogo puertorriqueño genuinamente creía en y exaltaba fervorosamente el mestizaje. Baste como muestra su ensayo El cholo en el que precisa, con claridad:
El autor es Poeta y Profesor
Comentarios
Que bueno es encotrarte y validar lo importante que fuiste, y eres para mi y para la juventud de mi generacion. Tu programa fue mi cita diaria, mi vicio, mi deseo de ser mejor y de que las cosas fueran mejores para todos...Aun no se haya logrado.
Gracias,gracias con lagrimas en los ojos... Siento que estas palabras son una de las cosas que tenia que hacer antes de mi muerte. Como una de las maravillas del mundo...Y realmente es una maravilla encontrar palabras tuyas y de El Gran Musical. Un abrazo eterno.